LA CULTURA MAYA PERDURA EN CHICHICASTENANGO
“¿Chichi-qué?”
Muchos nombres en Guatemala y México son impronunciables. Lo cierto es que todo
el mundo lo llama “Chichi” a secas.
Es un lugar muy especial, no sólo por ser el mercado indígena más grande de esta región americana, sino por sus rituales mayas. Ha sido el lugar que más nos ha impacto de nuestro viaje por Guatemala.
Aquí te contamos lo que vimos en nuestro paso por este pueblo.
No imaginamos cómo sería antiguamente para llegar a Chichi, entre profundas quebradas, terreno muy accidentado como en todo el sur de Guatemala. Hoy en día la carretera sube y baja, en pronunciadas curvas de pendientes imposibles.
Sin duda ha sido gracias a esta compleja orografía que las comunidades indígenas se han mantenido. Aún se hablan unas 20 lenguas de origen Maya en Guatemala.
Es un lugar muy especial, no sólo por ser el mercado indígena más grande de esta región americana, sino por sus rituales mayas. Ha sido el lugar que más nos ha impacto de nuestro viaje por Guatemala.
Aquí te contamos lo que vimos en nuestro paso por este pueblo.
No imaginamos cómo sería antiguamente para llegar a Chichi, entre profundas quebradas, terreno muy accidentado como en todo el sur de Guatemala. Hoy en día la carretera sube y baja, en pronunciadas curvas de pendientes imposibles.
Sin duda ha sido gracias a esta compleja orografía que las comunidades indígenas se han mantenido. Aún se hablan unas 20 lenguas de origen Maya en Guatemala.
En
Chichi casi todo el pueblo es indígena (tienen incluso una municipalidad
indígena y otra convencional). La gente habla Quiché y pocos se manejan bien
con el español.
Chichi
es famosa por su mercado. El pueblo se transforma jueves y domingos, cuando
acuden gentes de toda la región y grupos de turistas por unas horas (el pueblo
queda cerca del famoso Lago Atitlán con sus imponentes volcanes, uno de los
lugares más visitados de Guatemala).
Frescos
vegetales y frutas, arrobas de granos, coloridas flores, toneladas de textiles desde sofisticados y
caros güipiles bordados (camisas que llevan las indígenas), telas multicolores,
pacas de ropa americana y mercadería china. Algunas artesanías, “cererías” (tienda
de velas y material religioso), “morerías” (tienda de máscaras y figuras),
alquileres de teléfonos aunque casi todo el mundo tiene celular.
“Para el
dolor, la congestión, el estreñimiento, la eyaculación precoz, los
ovarios”. Gritaba en español y quiché el
charlatán que altavoz en mano pretende vender el producto milagroso
“cura-todo”. “Compren, compren, la pomada del coyote”, decía un personaje
cubierto de un pellejo del animal. No falta animación y colorido.
La oferta de comida es variada, desde
sencillos comedores con ollas, “refacciones” (cosas de picar) como tamales y
chuchitos (masas de maíz). Atoles calientes (bebidas espesas) de plátano, arroz
con leche, maíz. Cestos con carnitas y chicharrones que las mujeres manosean
hasta elegir el óptimo, así es que preferimos probar los recién fritos. Cestas
de panes. Decenas de mujeres regordetas aplaudiendo frente a sus planchas dando
forma a tortillas blancas y negras. Decoradas
ensaladas de frutas. Puestitos de influencia mexicana con tacos y tortas. Casi
todo en cestas cubiertas de coloridas telas indígenas de algodón para mantener
el género caliente. Todo muy barato y fresco, con clientes desde el amanecer
hasta la noche. Un buen lugar para probar la gastronomía chapina (guatemalteca)
y comer local.
Pájaros,
motivos geométricos, flores, bordados, multicolores güipiles. Largas telas a
modo de faldas sujetas por ornamentados cinturones. Todo un arco iris de
colores! Colores, motivos y telas son diferentes según las comunidades. Dicen que
fueron los españoles los que impusieron el color de la vestimenta, para marcar a
las gentes.
Las
mujeres y niñas indígenas han conservado su vestimenta tradicional en muchos
pueblos del sur de Guatemala. En Chichi aún se ven mujeres y hombres bordando o
cosiendo, muchos puestos y tiendas de mercería. En cambio pocos los hombres que
han conservado su vestimenta típica. “Las mujeres son más de tradiciones, respetan su
cultura y legado”. No todo el mundo se puede permitir ciertas prendas, los
güipiles trabajados con muy caros (más de 300 Queztales, unos 50$), sólo para
días especiales. A diario muchas usan prendas más industriales, ahora también
hay ropa indígena económica salida de las maquilas textiles de dueños coreanos
y algunas indígenas andan luchando por los derechos de propiedad de sus
tradiciones textiles centenarias.
El
mercado es todo un entramado de puestos que forman una especie de laberinto
sobre toda la plaza central del pueblo, pero que pronto descubres que está bien
organizado, con secciones por productos, limpio. Postes y pilares de madera
cubiertos de plásticos que montan y desmontan con una facilidad increíble
ayudados de ganchos. Filas de fletes
(camioncitos para transportar mercancías y gentes). Puestos por calles
aledañas. Dentistas especializados en implantes de oro y plata, estrellitas y
decoraciones (la odontología Maya era ya bien avanzada, con uso de jade). Decenas
de porteadores con pesados bultos en la espalda, los últimos del escalafón, los
más miserables, que no paran de trabajar todo el día hasta que caen sobre el suelo en
cualquier esquina del pueblo. Extenuados por el trabajo o porque se bebieron
deshidratados todo el guaro que pudieron con los pocos Quetzales que
ganaron. Lo cierto es que en Chichi es
donde más hombres dormidos en la calle
vimos, muchos “bolos” (borrachos, como en Honduras y El Salvador), una
situación terrible en muchos pueblos indígenas de Guatemala, cualquier día de
la semana y a cualquier hora.
También vimos muchos niños trabajando como en todo el sur de Guatemala, vendiendo cositas o lustrando zapatos, mucha pobreza, gente pidiendo. La situación de pobreza y exclusión social es bastante extrema, hay mucho racismo con el pueblo indígena a pesar de que son más del 40% de la población. Y sin hablar de la situación ambiental (hay basura regada por todo el país).
El
mercado está vivo todos los días, aunque con menor afluencia y ningún turista a
la vista. Casi todos los turistas se quejan por el agobio de las multitudes,
las señoras que insisten que les compres sus telas (¿por qué será que a
nosotras no nos molestan?). Nos sorprendió ver que hay un hotel caro fundado
por un Gringo hace casi 100 años, Mister Clark, que traía personal de la United
Fruit, la bananera omnipresente en Centro-América y compañía que se encargó de
explorar muchas ruinas mayas en Guatemala (que no encontrarían y robarían!). En
realidad, muy pocos nos quedamos a pernoctar en Chichi y disfrutamos de otra
cara del pueblo, el lado espiritual, herencia de tradiciones Mayas. Algo único
en este mundo global.
Sentadas
en las escaleras de la Iglesia de Santo Tomás y el Calvario, observamos el
desfile constante de gentes entre humo de incienso. A la puerta del templo un
hombre menea un “botafumeiro”. “-¿Y ese palo? – Es el palo-volador. Para el
festival de Santo Tomás se cuelgan de cuerdas los hombres”. Es un ritual antiguo
(sólo se conserva en algún lugar de México y Guatemala). El par de iglesias en
la plaza fueron construidas sobre lugares sagrados mayas, por lo que sus 18
escalones de entrada representan los meses mayas. Un chamán nos explicó que los
años Mayas tienen 260 días: 13 meses (tantos como arterias) de 20 días (tantos
como dedos).
Sin
duda Chichi es un lugar especial, y por eso mucha gente indígena que cree en
otras dimensiones espirituales, ancestrales, va a este lugar a realizar diferentes
ceremonias mayas, aunque lo que vemos
hoy es lo que llaman “sincretismo”, una mezcla de cosmología Maya y religión
católica.
Como
nos quedamos 4 días en Chichi pudimos asistir a rituales diferentes, ya sea por
la familia que lo ha contratado, el motivo (ancestros, protección, envidia,
negocio, etc.), el lugar donde se celebra desde la iglesia del Calvario, el
colorido cementerio o el Cerro Pascual Abaj. Cada “Ajq´´ij”, el guía espiritual
maya, tiene sus prácticas, heredadas de generación en generación, sólo algunas
personas, tanto hombres como mujeres, son las elegidas, después de pasar
pruebas y aprendizaje. A menudo llevan
ayudantes, ya que son muchos los materiales y etapas que entran en juego en
esta ceremonia del “pom” (o copal, bolas de resina y madera de coníferas) con lo
que se forma un círculo y se rellena de azúcares de colores, pétalos de flores,
agujas de ocotes, velas de colores, dulces, galletas, longanizas, latas de
jalapeños; cada círculo con diferente diseño y materiales según el propósito. Siempre
siguiendo los puntos cardinales.
“El
norte es el blanco, los Estados, lo malo, no queremos ser así. El este es rojo,
el renacer, el pueblo americano. Al oeste está el negro, el ocaso, Nigeria y el
pueblo Africano. El amarillo al sur, los coreanos y Asia, con la sabiduría. El
verde y azul están en el centro, tierra y aire, el cosmos”. Así seguro que cada
sacerdote te cuenta su versión. Dicen tiene mucha relación directa con la
medicina tradicional maya, su astrología y calendario.
El
resultado visual es bello y armonioso, una obra de arte. Se le prende fuego, de
acuerdo a reglas precisas, todo tiene un orden y razón. Se mezclan olores,
humos, también se quema mucho incienso, calor, sudores. El fuego va consumiendo
los materiales, el Ajq´ij reacomoda y controla la quema con una gran vara
metálica. El fuego se reaviva con ajonjolí, líquido dulce (divertido que usen Pepsicola) y
alcohol (güaro o cerveza), que también van bebiendo.
Nosotras
al principio nos quedábamos en un plano secundario, respetando el rito, sin
atrevernos a molestar o tomar muchas fotos. Nos sorprendió que la gente nos
invitaba a acercarnos, a mostrarnos sus costumbres, a participar en ellas. Nos
dieron velas, trago, nos platicaron. Orgullosos de contarnos su historia, no
acostumbrados a que los extranjeros pasen tanto tiempo observando sus
costumbres. Hay ceremonias que duran más de una hora, como la que vimos en lo
alto del cerro sagrado, donde mataron un gallo, lo desangraron y
descuartizaron. O la mayoría de ceremonias del cementerio donde se fuman enormes
puros de tabaco y hierbas. Son momentos de mayor concentración aunque en
general el ritual es bastante relajado. Los jóvenes chateando, los niños
jugando, con música del celular, aunque los ancianos están más pendientes de
mirar el fuego y orar. Se mezclan “Padres nuestros”, “Virgen María”, San Simón
o Maximón, una combinación de santo y diablo.
Una
celebración bien diferente, una espiritualidad y energías únicas, un museo
viviente de lo que puede quedar de la cultura Maya aunque Chichi queda bien
alejado de las ruinas de Tikal, las más famosas de Guatemala. La versión
conocida y traducida del Popol
Vuh fue de un monje de Chichi, hace 300 años. Este libro relataba el origen del mundo y la Humanidad, aunque
fue escrito tras la conquista española, en lengua Quiché con alfabeto
latino y el original desapareció (¿quién lo tendrá?). Para nosotras fue una
suerte asistir a estas ceremonias en esta tierra de indígenas.
Y como visitamos el pueblo en plena Cuaresma, también
asistimos a una procesión religiosa católica. En Chichi hay varias cofradías e
iglesias, la misa de los domingos y la Semana Santa son momentos importantes.
Ser cofrade es un privilegio social, con rangos diferentes, visibles por la
vestimenta. Hombres y mujeres desfilan, orgullosos. Trajes indígenas y
católicos, cruces y andas, santos, pero también tapetes floridos, altares
coloridos, con sabor autóctono. Recorrimos las calles donde hicieron un viacrucis
al son de pasos religiosos graves.
Ha sido lo
que más nos ha impactado de Guatemala. No sabemos por qué las guías turísticas
sólo cuentan que en Chichi está el mercado indígena más grande y vistoso de
Centro América, pero no detallan sobre los rituales indígenas. Quizá no
interesa que se difunda que hay un conocimiento ancestral bien complejo en el
que mucha gente cree y que quizá exista una dimensión espiritual alcanzable a
través de un chamán. Algo del mundo Maya perdura.
Para ilustrar
lo que vivimos, os dejamos el ALBUM DE FOTOS DE CHICHICASTENANGO.
A partir de febrero estaré viviendo y trabajando en esta ciudad durante medio año (con suerte) con el encantador nombre de Florianópolis, y ya he recogido alguna información en el periodo previo a este evento – y hasta ahora son muy positivos.
ResponderEliminarhttps://doctorariobo.com/un-viaje-florianopolis/