¿ Por qué Tanzania puede decepcionar a un viajero ?

Febrero del 2015

¿Por qué Tanzania, uno de los países más turísticos del África negra, puede decepcionar a un viajero independiente? Simplemente porque la industria turística internacional ha sobrevalorado demasiado a este país. ¿Cuantas veces hemos visto la imagen del Kilimanjaro con los animales salvajes en primer plano? Y si se añaden días de playa en Zanzíbar, el plan es perfecto. Así es que muchos nos imaginamos recorriendo un lugar con vida salvaje por todo lado, paisajes variados, una cultura africana fuerte y tribus exóticas. La realidad es otra. Y si comparamos con otros países recorridos del sur de África, hacer turismo en Tanzania es caro y casi siempre hay que pasar por un tour organizado, así que es un destino muy limitado para viajeros mochileros.

Dar Es Salam, la capital, desde el ferry
Estuvimos recorriendo Tanzania durante mes y medio, incluyendo 3 semanas de descanso en Zanzíbar. Desde el primer día, ya notamos algo diferente. En Tanzania conviven diversas etnias y religiones: musulmanes, cristianos y creencias africanas, según las estadísticas oficiales, repartidas a partes iguales. Tampoco faltan indios controlando el comercio en las ciudades. Pero por todo el país oímos mucho llamado al rezo en las mezquitas y vimos bastantes mujeres con velos, por lo que sospechamos que hay más política que rigor estadístico en esas cifras.

Ha habido una mezcla de gentes a lo largo de los siglos que le da al país un carácter especial y hace que no siempre sea tan profundamente africano. En la manera de ser de los tanzanos se notan  los genes árabes: son ruidosos, les gusta el jaleo, el regateo, y sobretodo, sacar dinero de donde pueden como buenos comerciantes. Pero el ambiente es relajado, tanto, que incluso vimos a musulmanes, incluidas mujeres con coloridos velos, bebiendo en algún hotel.

Mezquita en Moshi
Toda esta diversidad étnica la supo controlar Nyerere, el presidente que gobernó el país durante casi 3 décadas, tras la independencia en los años sesenta (el país fue colonizado por alemanes y británicos y los árabes controlaban el tráfico de esclavos por la zona). Aunque Nyerere fracasó con el modelo económico socialista basado en crear pueblos agrícolas, logró mantener el país unido y sin guerras internas, fomentando el nacionalismo y la unidad lingüística. Estableció el swahili como idioma nacional, un idioma híbrido entre lenguas africanas y el árabe. Así que sin importar la tribu de origen o la religión, la mayoría de la gente en Tanzania adoptó esta lengua, que es la que se enseña en las escuelas. Y hoy todos están orgullosos del swahili y de su país.

Tanzania ha sido el primer país recorrido de África donde hemos sentido una barrera con el idioma. Aquí todo está escrito en swahili, son muy pocos los que hablan inglés (no muchos acceden a la secundaria que es donde lo enseñan). Así es que nos tocó aprender las palabras básicas para saludar y pedir la comida.

¿A que no imaginas que sabes al menos una palabra en swahili? Sí, “safari” quiere decir viaje, aunque su sentido se ha desvirtuado e internacionalizado con el tema de las cacerías de otros tiempos y paseos de turistas para ver vida salvaje.
Pues eso fue lo que hicimos nosotras, muchos “safaris” sin ver animales, nos conformamos con tomar el bus y ver paisajes, cultivos y la vida diaria.

Mercado en Lushoto
Y es que en Tanzania y en África del Este ver vida salvaje no está al alcance de cualquiera. Si en el Sur del continente, las entradas a los parques de animales cuestan como mucho unos 20 dólares ($) por persona y día, en esta zona los precios empiezan en 30 o 40 $ y no digamos si quieres visitar los super famosos y visitados Serengeti y Ngorongoro: respectivamente 60 y 50 $ (y 20 más si bajas al cráter). Y esto sin incluir la entrada del coche,  transporte, alojamiento y todo el resto. O los abusivos 70$ que hay que pagar cada 12 horas en el Kilimanjaro y se necesitan al menos 5 días de caminata! Por cierto que para ver la estampa de los animales con el volcán al fondo, además de tener suerte, hay que ir a Kenya

Además, para acercarse a la naturaleza también hay que pagar. Han montado un “turismo comunitario” y empieza a ser raro que por ser extranjero no te toque pagar por ver una cascada, acercarte a un lago o subir a una montaña. Vamos que no queda pues mucho por hacer por libre y por gratis, por eso nos quedamos más tiempo en la playa, descansando y nadando, que de momento no cobran.

No nos podíamos creer que por ir en un bus público de Arusha a Musoma, por una pista en mal estado que atraviesa el Serengeti y el Ngorongoro tuviéramos que pagar 110$ cada una, por ser extranjeras, es decir, hay que pagar las entrada a los parques como si fuésemos de safari privado! “Por supuesto, tienen que pagar”, nos dijo la funcionaria poco amablemente, “ese dinero es para preservar la naturaleza, los buses dañan las pista y además, si tienen suerte, pueden ver algunas zebras durante el trayecto”. Sin comentarios. Obviamente, cambiamos de ruta.

Con esa política gubernamental, estuvimos de buenas al atravesar el parque de Moremi en bus público y que no nos cobraran cuando vimos elefantes, ñús, impalas y zebras. Fueron los únicos animales salvajes que vimos en Tanzania, bueno y algún que otro pájaro y mono. Debe ser que al sur del país, donde te cruzas con muy pocos turistas, están más relajados y aún no cobran por ver, claro que los pobres animales deben de estar asustados de tanto tráfico pesado por esa carretera general hacia Dar Es Salaam.

Un paisano nos quería cobrar por tomar esta foto!!!
Tomar una foto también puede convertirse en un problema. Nos gusta tomar fotos de las calles, de los mercados, de las estaciones. Pero en Tanzania, a menudo nos gritaron e hicieron gestos de que no. La gente en los lugares turísticos está acostumbrada a que les paguen por posar, así que fotografiar personas no es fácil y si lo que quieres es captar un paisaje o una estación de bus, puede salir el avispado de turno para pedirte dinero. Un chico que trabaja con safaris no contó que ha visto a gringos dar a los Masais 50$ por una foto! Y por eso ahora lo habitual es que sean un espectáculo de pago.

Es normal que los locales piensen que todos los turistas son millonarios y tontos, porque a pesar de los precios y un servicio a menudo cuestionado, Tanzania sigue siendo uno de los países más visitados de África. Los locales ni se imaginan los precios de las entradas para extranjeros. Cierto es que también hay muchos parques y reservas con vida salvaje que no están masificados.

En toda el África funciona la economía informal, pero aquí además los ingresos de mucha gente se basan en las comisiones y las propinas, que pagan también los locales. Las tarifas de transporte incluyen casi siempre comisiones extras, para el muchacho que aunque no quieras se te pega para acompañarte hasta el bus, y como todos quieren el cliente, te rodean, te agarran del brazo y llega a ser agobiante. Las estaciones no son nada aburridas, pero pueden sacarte de quicio: gritos de vendedores, comisionistas, rebuscadores, taxistas, todos a la caza del viajero para llevarse una tajadita. A nosotras como nos gusta preguntar el precio antes en varios sitios, ignorábamos todo este alboroto y algunas veces terminábamos pagando incluso menos que la tarifa oficial.

Otra forma de obtener ingresos de los turistas es robando y ahí caímos redondas. Sonia, que entre más vieja más burra e ingenua, dejó dinero sin candar en la casa de un gringo de California y un chico local, haciendo Couchsurfing. Con la técnica de robar sólo la mitad para que el huésped no note nada, este par de sinvergüenzas nos hicieron pasar una noche de pesadilla. Por suerte nos dimos cuenta y recuperamos parte de los dólares después de una larga, tensa y agotadora discusión.

Pero no todo podía ser negativo, que si no, hubiésemos salido despavoridas del país.
Recorrer Tanzania es fácil y barato, todo está bastante organizado, las carreteras principales están asfaltadas, se ven colegios y dispensarios en cada pueblo y hay estaciones de autobuses con buena frecuencia y calidad del transporte. Y esto a lo largo y ancho de un país grande (Tanzania es similar a Colombia en superficie y población, cerca de un millón de km2 y 45 millones de habitantes).

Contrariamente a los países del sur de África, en Tanzania nunca faltan pequeños restaurantes locales, aunque la oferta se limita a arroz, fríjoles, espinacas y un trozo de carne o pescado. Los chapatis, samosas y demás panes tipo árabe o indio, también hacen parte de la dieta. Así como las brochetas asadas al carbón (bueno, aquí todo se cocina al carbón). Pero lo que más abunda son las montañas de patatas fritas. También les echan huevos batidos, son las “chips mayai”(“patatas huevo”), la versión tanzana de la tortilla española. Vamos, que en Tanzania en general no se pasa hambre y las mujeres son especialmente fuertes y corpulentas.

Comer es muy barato, los platos en general cuestan alrededor de 1 euro. Lo malo es la higiene, no siempre presente. Nuestras barrigas viajadas estuvieron resentidas pero aguantaron. Y es que a menudo cocinan en la calle, a ras de suelo, y mejor no ver lo que hacen las vacas, chivas y gatos cuando se acercan a los baldes donde “lavan” los platos. Sobrevivimos.

Tanzania es un país agrícola, tropical, con variedad de cultivos. No hay casi industria ni grandes centros comerciales o supermercados, sólo tienditas pequeñas y mercados locales. Puede que sea la herencia socialista aunque ya se ve construir algún shopping mall en Dar Es Salaam. Abundan mucho las carnicerías, con grandes piezas de vacuno colgadas, a veces secándose al sol pero sin moscas, y bastante cabra.  

Para el alojamiento no tuvimos que usar la tienda de camping. Tanzania es probablemente uno de los mejores países de África para encontrar habitación barata, limpia y segura. Casi siempre pagamos menos de 10 dólares, incluso a veces con desayuno y TV satelital. No hay pueblo sin algún hotel, ya que siempre hay mucha gente moviéndose por el país.  


Lo malo es que el alojamiento no siempre es tranquilo. Muchas veces el hotel tiene también bar o hay alguno cerca y les encanta tener música sonando fuerte hasta tarde. Se bebe bastante, sobre todo mucha cerveza (casi 1,5 euros por una botella de 50 cl) y bolsitas mono-dosis de trago fuerte. Sorprende ver muchos anuncios de las principales marcas locales en todo lado: Kilimanjaro, Serengeti, Safari, no han sido muy originales para los nombres. Y si hay fútbol, tienes la gritería garantizada, son unos apasionados.

El transporte es fácil y barato, aunque las distancias son largas y monótonas. A menudo estuvimos más de 6 horas sentadas en un bus, entretenidas con la música y video-clips tronando y siempre viendo gente al borde de las carreteras, pueblos, ganado, bicicletas, gente caminando. Hay transporte para todos los gustos, buses de todo tipo. Para las distancias cortas, furgonetas llamadas “dalla-dallas”, mototaxis que llaman “boda-boda”o “Piki-pikis” y tuctucs o “bajajis”.

En cada pueblo hay muchas compañías de transporte, la mayoría controladas por musulmanes, debe venir de la época de las caravanas de esclavos. Tanzania mantiene buenas relaciones con los árabes, la gasolina cuesta menos de 1$/l. Algunas carreteras tienen un tráfico impresionante de buses y camiones, y como en general son estrechas, el viaje casi nunca es relajado. Vimos decenas de accidentes por todo el país, muchos camiones en las cunetas con la carga volcada. Tanzania mueve mucha mercancía, por el puerto de Dar Es Salaam, también para los países vecinos, Zambia, Zimbabwe, Malawi, Rwanda, Burundi, etc.
Uno de los muchos accidentes de camiones
Por fortuna, no nos pasó nada en los más de 3.000 km recorridos de sur a norte del país. A los conductores de bus les gusta correr, ir a más de 100 km/h, confiados en que van bendecidos por Allah!. Como hay muchos periódicos, tipo amarillista y de deportes sobretodo, en uno de los corrillos que se forman para leer los titulares, nos enteramos que un choque entre un camión y un bus dejó 52 muertos. Nosotras pasamos por esa ruta unas semanas antes.  

Las ciudades africanas son meros lugares de paso y Tanzania no es la excepción.
Dar Es Salaam no tiene nada para ver pero por lo menos parece una ciudad.
En Moshi, tuvimos la suerte de ver el Kilimanjaro, aunque no nos pareció tan impresionante. Fue curioso ver desde la seca y calurosa llanura polvorienta, la montaña más alta de África, con su cumbre nevada de 5.890 m y sus fértiles y pobladas laderas tropicales.
Arusha, por donde pasan todos los turistas camino de los concurridos safaris del norte, es una ciudad fea, ruidosa, que se salva por el verdor de sus colinas al pie del imponente
Volcán Meru de más de 4.000 m.
Y Mwanza, aunque es la segunda ciudad de Tanzania, parece un pueblo enorme. La llaman la “rock city” por sus enormes piedras graníticas a orillas del inmenso Lago Victoria.

De curiosidad, contar que en casi todos los pueblos y ciudades vimos al menos un albino. África es el continente donde más casos hay y en Tanzania es especialmente significante. Duro ser albino en un continente de gentes negras! Repudiados, considerados de mal augurio, vimos campañas en la televisión para sacarlos de la exclusión y marginación.

 Sabana típica (izq.) y Lago Victoria en Mwanza

Y no podemos dejar de mencionar otra vez a los Masais. Aunque en la crónica de Zanzíbar quedaron como “gigolos” de playa, hay que decir que es una de las pocas tribus de África que mantienen sus tradiciones, vestimentas e intentan seguir viviendo al margen del sistema. Desde la ventana de los buses vimos a muchos de ellos pastoreando con sus rebaños, sobre todo en la zona norte al oeste del Kilimanjaro, zona árida y dura, viviendo en sus poblados de casitas circulares. También en las zonas urbanas más grandes, coincidimos con algunos masais trabajando como guardas de seguridad. Tienen fama de honestos y aguantadores, capaces de vivir en la intemperie y en condiciones límite sin apenas comer. Aunque como es de suponer, no le hacen asco a una vida menos dura y muchos intentan sacar partido del sector turístico.

Aunque lo pasamos bien en Tanzania, el país no nos ha parecido especialmente bonito. Mucha zona plana y seca en general, cultivos enormes de sisal y aloe vera hacia la costa, de maíz y girasol en el interior. Un país polvoriento, descuidado y sucio en casi todo lado. Ciudades y pueblos ruidosos. Y aunque es famoso y tiene atractivos para el turismo internacional, a nosotras no nos impresionó tanto.

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Hola mi experiencia en tanzania ha sido totalmente horrible.
      Nos robaron dos veces
      La primera en dar es salam dentro de un taxi oficial, que cogimos para ir al Puerto
      A los 5 minutos de estar dentro del taxi sin saber como lo hicieron se metieron tres hombres de color negro y no los robaron todo. Nos obligaron a dar los números pin de las tarjetas enseñandonos cuchillos y pegandonos. Hasta que nos dejaron salir la policía no hace nada, ni hay medios incluso después de haberlos llevado al lugar donde nos robaron
      Así que yo no recomiendo ir a ese país. Fue horrible

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  2. Hola, solo quiero agradecerte este post ya que muchas veces solo se dicen las cosas bonitas de los paises y luego llegan los chascos y las decepciones....

    Habia visto un vuelo "chollo" pero creo que optaré por otro pais.

    :D

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  3. Hola.
    Si el vuelo es muy chollo, ve a Tanzania. Lo único es que el país como decimos puede resultar monótono fuera de gastarse mucho dinero en las famosos parques. Y puede ser algo frustrante para mochileros. Pero Zanzibar es un buen lugar para descansar con el mar.
    Uganda y Kenya son much más diversos y buenos para mochileros.
    Suerte!

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  5. Totalmente de acuerdo con vuestro post. Llevamos 4 meses en África y Tanzania es un país absolutamente sobrevalorado y un tostón para el viajero independiente. Mozambique, Zambia, Botsuana y Namibia son mucho más espectaculares y mucho menos masificados. Para hacer un safari es mejor optar por Chobe o Moremi en Botsuana, para la gente me quedo con Zambia y norte de Mozambique y para paisajes los de Namibia. Saludos!

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  6. Mi marido y yo estuvimos en mayo del 2019 en Tanzania de viaje de novios y la verdad es que todo fenomenal. No es un país polvoriento, es muy verde, hay muchísima humedad. El trato muy bueno, la gente muy amable. Yo hice fotos de todo y nadie me dijo nada. Tengo un montón de fotos de personas, mercados...no he tenido que pagar por ellas y no me lo han pedido. El viaje fue maravilloso, estamos deseando repetir.

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