Crónica Nicaragua
CRONICA DE NICARAGUA.
Cuando entras a un país, las primeras impresiones chocan respecto al
país anterior, se nota un cambio, puede que a mejor o peor, el caso es que las
diferencias destacan. Eso nos pasó al llegar a Nicaragua desde Costa Rica.
Lo primero que notamos al cruzar la frontera fue la mejoría en las
carreteras, en Nicaragua están buenas ya que las principales vías han sido
renovadas.
Hay mucho transporte público y no hay que esperar más de 20 minutos
para subirse a un bus. Y sobre todo, la gente puede viajar ya que el transporte
es muy barato (menos de 1 dólar por hora; en Costa Rica, cuando hay bus, cuesta
más del triple).
Las furgonetas y busetas son modernas pero lo que más ves son cientos
de buses tipo escolar gringo que han decorado en plan criollo, de esos
amarillos que se ven en las películas y aquí (y en toda Centro América)
abundan. En general están bien
mantenidos, van más o menos llenos según las rutas, con muchas mujeres y niños,
vendedores ambulantes, no te aburres viajando en ellos.
Lo otro que nos llamó la atención es el carácter del país, Nicaragua
tiene una personalidad propia, un toque rural y sencillo que sumado a la
historia reciente vivida le da una esencia particular y autóctona a este
pequeño país (similar en tamaño a Portugal con unos 6 millones de personas).
Cuando un lugar opta por complacer los estándares del turismo internacional se
vuelve anodino, igual que muchos otros en el mundo, pierde carácter y es lo que
está pasando en Costa Rica.
Destaca también que las plazas de Nicaragua están muy cuidadas, hay
parques infantiles nuevos y coloridos y con “internet del pueblo”, wifi que
funciona. Es el lugar de encuentro, siempre están con gente. Se nota que hay inversión pública, lejos de lo
que percibimos en Costa Rica y que la vida es más “cómoda” (así le dicen cuando
es económico y todo resulta más fácil). Además de las buenas carreteras, se ha
mejorado la cobertura de luz eléctrica y de agua potable, hay educación
gratuita también universitaria, centros de salud. La gente reconoce que en los
últimos años el país ha mejorado y están orgullosos de ser uno de los países
más seguros de América.
A lo largo del recorrido por el país no dejas de ver imágenes que se
repiten: Sandino, la bandera rojinegra del FSLN, y las fotos de Daniel Ortega y
de la compañera Rosario. Para ponernos en contexto, hacemos un resumido y poco
exhaustivo paréntesis histórico:
Augusto César
Sandino fue un revolucionario que en los años 1930 se opuso a la ocupación
militar de Estados Unidos en Nicaragua (país estratégico en el istmo
centroamericano y con riquezas mineras). Sandino fue asesinado y Nicaragua
estuvo bajo la dictadura de la familia Somoza con la anuencia, financiación y
tutela de los Estados Unidos. El pueblo aguantó
más de 40 años la dictadura hasta que la negligencia y el robo descarado
de las ayudas tras un terremoto devastador en Managua (antes de la Navidad de
1972) sirvió para que se organizaran y con la guerrilla del FSLN (Frente
Sandinista de Liberación Nacional) iniciaron su lucha para derrocar a Anastasio
Somoza y llegar al poder en 1979.
Daniel Ortega se
convirtió en presidente de Nicaragua en esa época, pero Ronald Reagan creó “la
Contra”, grupos paramilitares
promovidos, financiados y entrenados por los USA en la vecina Honduras y que
durante 10 años se enfrentaron a los “compas” sandinistas dejando muchos
muertos, desplazados, pobreza y un país arruinado además de un embargo
asfixiante.
Todo ello terminó
en 1990 comenzando una época neoliberal con Violeta Chamorro (la primera mujer
en llegar a la presidencia en Latino-América) y que continuaron otros
presidentes de derecha que terminaron de colapsar el país.
En el 2006 llega al poder de nuevo el FSLN con Daniel Ortega a la cabeza, así es que visitamos esta nueva Nicaragua.
Llegamos un mes después de las elecciones del 2016, tercera reelección de
Ortega tras 10 años de poder del FSLN, polémica y cuestionada. Las fotos del
“Comandante Daniel” y la “compañera Rosario”, su esposa y vicepresidenta, están
en cientos de carteles coloridos por todo el país, pero lo que más molesta a
los Nicaragüenses es que están controlando todo para quedarse en el poder.
Dicen que nadie fue a votar, todo fue amañado, se están adueñando del país, la
Chayo perfilándose como reemplazo porque Ortega está muy enfermo, hay mucha
corrupción en el partido, etc., fueron las quejas que escuchamos de la gente.
Pero Ortega tiene contentos a empresarios con políticas de mercado
libre, a la Iglesia y a los pobres con
bonos y ayudas sociales. Incluso la clase media aunque se queja reconoce los
avances del país. Es decir que “con la gracia de Dios” habrá Nicaragua “cristiana,
solidaria y socialista”, al menos por otros 5 años.
Hablando de iglesias, hay una enorme presencia de la religión en la
vida cotidiana, nunca faltan los carritos de raspados, sorbetes y bebidas
“Bendición de Dios”, comedores y negocios con nombres religiosos y versículos,
buses tuneados con frases cristianas, multitud de iglesias, cuadros religiosos
en las casas, así en cada rincón de Nicaragua.
Pero como escribimos esto en El
Salvador, después de recorrer Honduras, vemos que la fuerte incidencia de las
iglesias en la vida cotidiana es común denominador en esta zona.
Con este telón de fondo comenzamos nuestra ruta en Nicaragua por San
Juan del sur, un pueblo tranquilo al borde de una bahía en el Pacífico, con una
playa negra y sucia, bares, buenas olas para surfers (es la fama del lugar). El
sector inmobiliario anda en pleno crecimiento por las colinas, al estilo de
Costa Rica, con condominios para ricos. El único lugar que vimos esto en
Nicaragua y ojalá no pase de ahí.
Todo es mucho más barato que en el país vecino. Así es que no nos tocó
acampar y nos quedamos en habitaciones por 10 dólares para las dos. La gente
bastante amable y acogedora, contenta de recibir viajeros porque aunque el turismo
ha aumentado está muy lejos de ser un destino vacacional.
De la costa seguimos al Lago Nicaragua. Si miras el mapa del país
verás esta enorme masa de agua dulce. Zona ventosa, no faltan modernos parques
eólicos. Tierras habitadas desde tiempos remotos, dicen más de 2.000 años. El
Cacique Nicarao estaba por la zona hace 500 años cuando llegaron los españoles
y estas tierras ricas en agua quedaron bautizadas como “Nicar-agua”.
Embarcándonos en un ferry por el lago para llegar a la Isla de Ometepe
conocimos a Arantxa de Ibiza y recorrimos juntas un par de días. Ainara y
Arantxa son las españolas más flacas que han visto en la isla. Al cruzarnos con
la gente local, llama la atención sus sonrisas, actitud y energía, unas miradas
que transmiten tranquilidad y hospitalidad, te sientes bienvenido.
Ometepe en idioma náhuatl significa “las 2 montañas” y es que puedes ver
el perfil de sus dos volcanes en medio del lago, majestuosos cuando las nubes
lo permiten. Fértiles tierras que abundan en fríjoles y enormes papayas. La isla que va a un ritmo diferente, como
buena parte de Nicaragua, donde mucha gente aún se mueve a caballo o con bueyes
y nunca faltan tiendas de talabartería y bellas sillas de montar. No quedan gentes indígenas por estas tierras
tras años de mezcla pero quedan rasgos originarios y mucha gente con dientes de
oro y plata por todo el país.
Entre grandes quintas con ganado y enormes plantaciones de maíz, caña
y sorgo siguiendo el lago Nicaragua, llegamos a Granada. Una encantadora ciudad
colonial donde la vida cotidiana sigue
por encima del turismo. Agradable caminar sin rumbo por sus calles tranquilas
con casonas de colores, carruajes y carretas, bicicletas. La vida transcurre a
ritmo de mecedora bajo un sol fuerte. La gente se reúne en el cuidado parque
central lleno de ventas.
Granada fue famosa porque fue tierra de ricos que acumularon grandes
riquezas en la época colonial, puerto situado en la gran ruta comercial entre
el Caribe y el Pacífico, al borde del Lago Nicaragua. Ruta de la fiebre del oro
en California, ruta codiciada por los piratas del Caribe. Aunque nosotras no
visitamos la remota costa caribeña, sus nombres suenan a inglés como
Bluefields, ya que la región de la Mosquitia estuvo en manos británicas y aún
hoy es territorio indígena autónomo.
Y es que el sur de Nicaragua con su gran lago y ríos navegables que dan al Caribe fue muy
utilizado e iba a ser incluso el primer lugar elegido para “el canal
transoceánico” allá por el 1850 hasta que Estados Unidos optó por Panamá. Ahora andan los Chinos con un proyecto de nuevo
canal, muy polémico, ya que hace un par de años por decreto-ley salió adelante
y los Nicaragüenses no acaban de estar de acuerdo.
Pasamos navidad y año nuevo en Managua cuidando los 3 gatos de Mar,
una austriaca-nicaragüense mientras estaba de vacaciones. Dispusimos de casa en un conjunto cerrado, en el km7.5 carretera sur. Porque Managua es
eso, una sumatoria de carreteras, mercados y centros comerciales y casinos dispersos.
Pero nos pareció que Managua ni es ciudad ni es capital, tras el terremoto del
72 nunca fue reconstruido su centro, así es que no hay edificios ni avenidas
comerciales, hay descampados y desolación. La catedral toda fisurada milagrosamente
se mantiene en pie (cerrada al público).
Barrios populares a unas cuadras del centro, con gente tomando el
fresco del atardecer en sillas delante de sus casas y niños jugando beisbol en
medio de las calles (acá es el deporte rey, nada de fútbol). No crees estar en
la capital de Nicaragua.
“No hay mucho para ver” dicen los Nicas, pero el análisis sociológico
fue interesante y más en los días de vacaciones de fin de año. Como parte de la
incipiente campaña de revitalización del centro, han hecho un parque lleno de
juegos y canchas deportivas y un complejo de ocio a 5 Córdobas (0.20 €) al
borde del lago Xolotlan (una verdadera cloaca) y sus volcanes cercanos, que
atrae a numerosas familias. Pequeñas exposiciones históricas, un avión
comercial fuera de servicio (fotos e ilusión de grandes y niños, “vamos a los
Estados y sin pasaporte!”), toboganes y juegos de agua. La gente lo disfruta, es lo importante.
Y un malecón y avenidas llenas de los “Arboles de la Vida”, coloridos
e iluminados de noche, instalados hace 3 años con un enorme desembolso de
dinero.
Visitamos León, donde no faltan iglesias coloniales (no tan antiguas) y
también concurridas universidades.
La ciudad estaba bastante vacía por
vacaciones, pero invadida de grupos de gringos de cruceros (sí, hay algo de
turismo por las 2 ciudades coloniales y el sur).
León, la rival de Granada, motivo de choques y guerras, por eso
finalmente la capital quedó en Managua a mitad de camino.
León, una ciudad caliente, rodeada de
volcanes (muchos echan humo), donde Rubén Darío, el literato más famoso de Nicaragua
pasó unos años (aunque viajó mucho más).
Y es que Nicaragua tiene muchos volcanes y bien activos. Aprovechamos
los días en Managua para acercarnos al Volcán Masaya a tan sólo una veintena de
kilómetros. Desde diciembre de 2015 se ha formado un lago de lava en una de sus
cráteres (siempre ha estado activo con fumarolas) pero este fenómeno es bien raro
a nivel mundial y no queríamos perdérnoslo.
10 dólares nos costaron los 15 minutos que te dejan estar al borde del
cráter ya la noche caída (una pareja de Nicas nos subió en su coche hasta la
cima). Sentimos el calor salir de la
tierra, vimos la lava bien abajo y “eso fue todo amigos!”, para abajo. Pero lo
vimos y experimentamos.
¿Y la Navidad en Nicaragua? Pues es tranquila, en familia. Se quema
mucha pólvora, hay ruido de petardos todo el días. Y es que los “triqui traca”
cuestan unos pocos Córdobas y los venden en todas las pulperías (tienditas) de
barrio. Para fin de año se regalan piñatas a los niños, dicen es una costumbre
precolombina que viene de México, y se queman “Viejos”, muñecos llenos de
pólvora que venden en esos días.
Nos sorprendió que en Nicaragua no hay casi decoración navideña ni
villancicos en los supermercados ni en las calles, tan sólo un nacimiento junto
a la iglesia católica y que no venden nada especial en cuanto a comida, ni pavo
ni panetone, no se nota algo especial.
Así es que como cualquier día comerán gallo pinto (arroz y fríjoles),
queso ahumado y huevos. Les gusta mucho
el chicharrón (Sonia estaba feliz!), en especial el vigorón, que va con un montón de yuca y ensalada,
servido en hoja de plátano; otra especialidad son las tajadas de plátano frito
con acompañamiento (picar algo es barato y un plato algo menos pequeño cuesta
unos 2 dólares y más).
La Toña y la Victoria nunca faltan. ¿Quienes son? Pues no son 2
mujeres sino las cervezas de Nicaragua. Hay letreros en todo lado.
Así como de
gaseosas que han invadido la vida diaria y cada vez es más difícil encontrar
bebidas tradicionales como la chicha rosa y el pinollilo (de ahí quedo el
término Pinolero es decir Nica).
Los primeros días de enero retomamos ruta, siempre hacia el norte.
Tierras más montañosas con cafetales entre bosques y enormes beneficios donde
secan el café (nunca falta un termo de café caliente en esta parte de Nicaragua).
En Matagalpa nos quedamos con Ira, un jubilado gringo que desde que
dejó de trabajar se vino a instalar en Costa Rica y luego Nicaragua.
Aprendimos
como es la vida de estos expatriados que buscan lugares más baratos para sus
últimos días y también mujeres jóvenes.
“Yo he estado casado 7 veces y ahora tengo
un bebé Nica y otra girlfriend”.
Seguimos a Estelí, una ciudad comercial agradable rodeada de enormes
campos de tabaco y secaderos inmensos de madera, de dueños cubanos que se
instalaron en la zona huyendo de la revolución de Fidel.
Aquí nos decidimos a entrar en las famosas tiendas de “ropa americana”
donde venden no solo ropa, sino zapatos, útiles de casa, todo usado y mandado
de Estados Unidos en enormes “pacas” (fardos). Compramos sandalias nuevas (de
verdad, estaban sin usar!) por menos de 10$ cuando en los USA estrenarlas nos
hubieran costado casi 70$!. Que los gringos sigan consumiendo y mandando, así
Centro-América va “vestida de marca” a precios increíbles.
En Estelí nos recibió Susy, una interesante mujer, activista,
exguerrilera, que lleva una asociación de mujeres.
Nos contó que hay muchos
embarazos de “niñas” (lo vimos en todo lado), que el aborto está totalmente
prohibido desde hace 10 años en Nicaragua, demasiado alcoholismo y violencia
doméstica, Sida (traído sobre todo tras el regreso de los Contras que anduvieron
con gringos por Honduras). “Ahí vamos poco a poco, de política mejor ni
hablar”.
Conocimos a Luís y su finca cafetera en las montañas, un campesino que
abandonó su León natal tras perderlo todo durante el huracán Mitch de 1998 y
que buscando nuevas oportunidades llegó a la zona de Estelí. No es fácil
conseguir tierras en Nicaragua, nunca ha habido una verdadera reforma agraria y
la tierra está en manos de latifundistas, muchas veces sin cultivar al borde de
carreteras principales y a la gente les toca subir a las montañas para
encontrar algún pedacito que cultivar. Lindas gentes, sencillas y hospitalarias, que
viven en sus casas de adobe, con cocina de leña y horno para hacer rosquillas.
Pasamos los últimos días en el Cañón de Somoto, en una pequeña comunidad campesina con
turismo comunitario (nos alojamos por poco más de 3$ cada una en las casas de
la gente!).
Todo empezó hace 10 años cuando unos geólogos checos vieron el
potencial turístico del cañón. Se han organizado tipo cooperativa para obtener
ingresos extras para los lugareños que siguen siendo campesinos, con sus
cultivos y caballos y vida tranquila.
Fue lindo quedarnos con la familia de
Bertilia, quien tiene una nieta llamada Ainara. No sabían el origen del nombre
y nosotras supusimos que quedó sonando después de que el Gobierno Vasco pasó
haciendo proyectos por la zona. “Euskal Fondoa” decía una casa (construyeron
casas a las madres solteras).
También nos quedamos con Ricardo y su familia, que nos contó que la
vida ahora es mejor, que como a muchos del norte, les tocó refugiarse en
Honduras cuando la guerra.
“Ahora todo es mejor, vivimos juntos sin rencor, la
gente es amigable, gracias a Dios”.
Conversamos con los “chavalos” y “chavalas”
de la comunidad, jóvenes también enganchados al regetón y el Whatsapp.
Probamos
los deliciosos tamales de María, la dueña de la pulpería del poblado que
gracias a su trabajo y emprendimiento con la cocina tiene todos sus hijos
profesionales y gracias a que la universidad ahora es gratuita.
Es muy fácil entablar conversación con la gente, son muy hospitalarios
y conversadores.
“Y de San Andrés (la isla que quedó para Colombia frente al Caribe de
Nicaragua) ¿qué?”, le preguntaba Sonia a la gente. “No hay problema, ahí está y
ya, es cosa de políticos”. Así son los Nicas, sin rencores ni odios por razones
ajenas a su cotidianidad, les basta contar con su Dios para sobrellevar su
sencilla vida.
Nicaragua nos trató bien, un país seguro, fácil ya barato para los
viajeros. Un país de gentes tranquilas, humildes, campesinas. Un país a ritmo
de mecedora y hamaca (son bellísimas, enormes, con trabajadas decoraciones). Un
país que ha sabido reconciliarse, adaptarse y unificarse bajo el sandinismo,
aunque ahora el rojinegro está cambiando por tonos multicolores.
Para ilustrar todo este rollo, os dejamos con las FOTOS DE NICARAGUA
Y mientras las ves, puedes escuchar un par de canciones Nicaragüenses
de la viejoteca. Son de Carlos Mejía Godoy, el más famoso cantante de la Revolución
Sandinista.
Gracias amigas por traerme tantos recuerdos y hacerme ver que todo no esta tan mal
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