CRONICA CHILE PANAMERICANA SUR
Abril 2016
Dicen que Puerto Montt es la
puerta de entrada al sur de Chile, gran centro logístico que ha crecido mucho
en los últimos años, especialmente por las salmoneras y el turismo cercano.
Coincidimos por esta ciudad con la Semana Santa (bueno,
en Chile sólo es festivo el viernes) y aprovechando el descanso, nuestro host
Samuel nos llevó a recorrer la zona. Una suerte! Dimos la vuelta al enorme lago
Llanquihue, casi siempre con vistas al volcán Osorno; nos acercamos al Lago
Todos los Santos (al otro lado de la frontera está Bariloche por donde
anduvimos en enero), pasamos la turística Puerto Varas con sus hoteles y
casinos, vimos muchas granjas con vacas todo super-cuidado como de catálogo. Y
es que toda esta región sur de Los Lagos y Los Ríos fue colonizada por Alemanes
hace 150 años y ello se nota en el campo, las ciudades y parte de la
gastronomia, como las tartas Kuchen.
Samuel nos mostró las fotos de la
erupción del Volcán Calbuco en abril del 2015, estalló de repente cuando se
creía que era un cerro. Ahora sólo salen pequeñas fumarolas.
Y es que Chile está en pleno
cinturón de fuego del Pacífico y ello se siente especialmente recorriendo esta
región volcánica.
En Valdivia, nuestro siguiente
destino, se produjo en 1960 el mayor terremoto registrado de la historia. Ahora
es una ciudad universitaria al borde de varios ríos, que no nos pareció tan
especial a pesar de que dicen que es una de las más bellas de Chile. La verdad
es que todas estas ciudades de la Panamericana Sur no tienen demasiado interés para
el turista, pero en Valdivia la pasamos bien gracias a Griselda que nos
hospedó.
Seguimos hacia otras tierras de
lagos y volcanes nevados en la zona de la Araucanía (del otro lado de San Martin de Los
Andes y el volcán Lanín en Argentina).
Tierras de Mapuches a quienes les
sigue costando mantener sus tierras, como nos contó Quim un catalán que está
haciendo su tesis con las comunidades originarias de estos lagos. El volcán
Villarrica estaba tranquilo, aunque en alerta amarilla, con densa fumarola;
dicen es de los más activos del planeta.
En Temuco quedamos plantadas sin
conseguir echar dedo. Sí, al borde de una autopista es complicado y lo mismo a
la salida de una gran ciudad. Por fortuna lanzamos solicitud de última hora en
Couchsurfing y hubo suerte: Karen nos recibió, junto con sus hijas, tan lindas.
Ocasión para conocer el mercado de Temuco (fresco y barato todo): se nota la
diversidad de gentes y la riqueza de todas estas tierras fértiles al sur de
Santiago, donde se concentran casi todos los cultivos de Chile.
Optamos por tomar bus de noche
hasta Santiago; ni lo dudamos por 10 € que nos costó el pasaje.
Así llegamos mal dormidas un
domingo en la mañana a la capital, Santiago de Chile. Y allá nos esperaban
Maqui y su novio Cristian, la hermana de Vale que recibimos en Irun el verano
pasado. Tan linda familia!
Santiago es una gran ciudad, con
más de 6 millones de habitantes (la tercera parte de todo Chile!), al pie de la
cordillera en su parte más alta (aún sin nieve a principios de otoño). Para el
turista, no tiene demasiados intereses arquitectónicos pero es agradable para
caminar a pesar de las grandes multitudes de todo el centro. Y evitando las
horas punta te mueves bien en bus y metro.
Subimos al cerro Santa Lucía y
comprobamos que Santiago es una de las ciudades más contaminadas del mundo, un
enorme hoyo encerrado entre inmensas montañas.
Pasamos delante del Palacio de la Moneda y vimos la estatua
de Allende con sus flores. Visitamos el Museo de la Memoria y de los Derechos
Humanos, inaugurado en el 2010 durante el primer mandato de Bachelet. Un repaso
a la dictadura de Pinochet que duró de 1973 al 90, aunque la exposición no
entra en detalles ni denuncia las atrocidades de los militares, pero algo es
algo. Y es que los Chilenos de hoy no hablan mucho de política y en
general es difícil escucharles dar una opinión.
Unos días agradables, paseando
por Santiago. Una ciudad seria, con muchas universidades, gente por todo lado,
activa. También tiene ciertos barrios bohemios y lugares antiguos de esos de
toda la vida como la Piojera
donde nos tomamos un “Terremoto”, helado de piña sumergido en vino con jarabe
(extraña combinación!). Por cierto, que sentimos un temblor en Santiago, nada
grave, pero, oh la tierra se mueve por Chile!
Tomamos un bus, en menos de 2 horas de autopista y poco menos de 4 € (para qué echar dedo) llegamos a
Valparaíso, gran ciudad portuaria. Una ciudad “sin ley ni orden”, construida
sobre una veintena de cerros, ambiente especial en “Valpo”. Desde la casa
de Sisi que nos acogió, la ciudad parece una enorme favela, con rincones turísticos
e impresionantes graffitis llenos de color!
Pasamos Viña de Mar,
frente a Valpo, una ciudad con playa como tantas otras en el mundo, llena
de hoteles anodinos. Entendimos por que muchos chilenos prefieren irse de
vacaciones a Brasil.
Que mejor despedida de Chile que
un asado en una casa de campo, gracias a la invitación de Cristian a quien
conocimos por la Carretera Austral.
Coincidimos con un encuentro de viajeros en ruta, en Los Andes, una ciudad
minera al pie de la cordillera. Tan lindo! Incluso junto con su amigo Alejandro
nos subieron los “Caracoles”, 30 curvas interminables hasta la frontera con
Argentina, por el Paso de los Libertadores, una carretera internacional
increíble que cruza los Andes junto al Aconcagua, con un túnel a 3.100 m de altitud.
Continuará nuestra ruta, por el
Noroeste de Argentina. Pero esta será otra historia.
Muchos besos a todos desde Salta!
Ainara&Sonia
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