CHINA: Primeras impresiones al llegar
Llegamos a Beijing. China es sencillamente increíble. Tantos millones de personas y lo gestionan de tal manera que todo funciona ... y muy bien. Cada dia vivimos algo diferente y estamos encantadas. Es una mezcla del pasado milenario con la ultramodernidad en cada esquina.
Después de un viaje largo pero muy bueno con los finlandeses de Finnair (puntualidad, sonrisas de las azafatas y aviones nuevos) hemos llegado hace unas horas a la impresionante y enorme terminal 3 del aeropuerto diseñado por Norman Foster en Beijing. Lo que vemos nos impacta, en general todo es de otra maginitud. Tren ultramoderno dentro de la terminal, otro tren express para llegar al centro, metro nuevo... Todo facilísimo, bien indicado en inglés y la gente amable.
Y así hemos llegado en metro hasta el barrio de David, un amigo madrileño que nos acoge. Hay gente, coches y quedan aun algunas bicicletas. Todo es ancho y arbolado, con jardines, así es que no resulta agobiante por el momento. La verdad es que no ha sido nada chocante, todo es muy relajado y organizado. Y la gente tranquila, vestida como en cualquier ciudad del mundo global, a lo suyo.
Mostrando la dirección escrita en chino en un papelito hemos llegado hasta el piso donde viven David y Peipei. Estamos en el piso nº13 de un bloque normal de una comunidad de vecinos normal, con su jardin, su guardería, su centro comunal, y con muuuuchos vecinos. Aquí para que quepa tanta gente les toca construir torres altísimas.
Hay publicidad por donde se mire, hasta en los tickets de metro y en los portales. Y no faltan esas marcas que conocemos en todo el mundo (Sheraton, Hilton, Ikea, McDonalds, Cartier, etc.).
De momento, todo fenomenal y fácil. El internet funciona bien. Habrá que ir viendo como es realmente este país en el 2009 y si cambia mucho la cosa cuando salgamos de la capital.
Somos unas afortunadas por venir este año, después de los olímpicos, todo está reluciente, sobretodo el patrimonio histórico recien pintado, superorganizado, limpísimo. Da gusto pasear por la ciudad. Nos movemos en metro, casi todas las líneas recién estrenadas.
La comida muy variada, muy rica, diferente (hacen pan sobre bambú al vapor, frien las verduras en palillos, etc.), equilibrada y muy muy barata.
A pesar de la cantidad de gente lo gestionan todo tan bien que uno no se siente agobiado, ni siquiera nos ha tocado hacer cola para las entradas, las visitas, el metro, etc. Esto es alucinante, lo organizados que son. Y eso que viven aquí unos 20 millones de personas. En el país son 1.300 millones. Los turistas pasamos desapercibidos.
Otra cosa que nos ha sorprendido, es el poder adquisitivo de la gente. Hay mucho lujo que se ve por la concentración de coches de importación (Mercedes, BMW, Audi, etc.), pero sobretodo la clase media es muy numerosa, van todos muy modernos vestidos y gastan bastante.
Se ven muchas motos eléctricas (que no hacen ruido) y aunque hay muchas bicicletas, parece que cada vez son menos. La gente ha comprado coches y se mueven en metro y autobus.
Este viaje está siendo fascinante. Ya os contaremos.
Después de un viaje largo pero muy bueno con los finlandeses de Finnair (puntualidad, sonrisas de las azafatas y aviones nuevos) hemos llegado hace unas horas a la impresionante y enorme terminal 3 del aeropuerto diseñado por Norman Foster en Beijing. Lo que vemos nos impacta, en general todo es de otra maginitud. Tren ultramoderno dentro de la terminal, otro tren express para llegar al centro, metro nuevo... Todo facilísimo, bien indicado en inglés y la gente amable.
Y así hemos llegado en metro hasta el barrio de David, un amigo madrileño que nos acoge. Hay gente, coches y quedan aun algunas bicicletas. Todo es ancho y arbolado, con jardines, así es que no resulta agobiante por el momento. La verdad es que no ha sido nada chocante, todo es muy relajado y organizado. Y la gente tranquila, vestida como en cualquier ciudad del mundo global, a lo suyo.
Mostrando la dirección escrita en chino en un papelito hemos llegado hasta el piso donde viven David y Peipei. Estamos en el piso nº13 de un bloque normal de una comunidad de vecinos normal, con su jardin, su guardería, su centro comunal, y con muuuuchos vecinos. Aquí para que quepa tanta gente les toca construir torres altísimas.
Hay publicidad por donde se mire, hasta en los tickets de metro y en los portales. Y no faltan esas marcas que conocemos en todo el mundo (Sheraton, Hilton, Ikea, McDonalds, Cartier, etc.).
De momento, todo fenomenal y fácil. El internet funciona bien. Habrá que ir viendo como es realmente este país en el 2009 y si cambia mucho la cosa cuando salgamos de la capital.
Somos unas afortunadas por venir este año, después de los olímpicos, todo está reluciente, sobretodo el patrimonio histórico recien pintado, superorganizado, limpísimo. Da gusto pasear por la ciudad. Nos movemos en metro, casi todas las líneas recién estrenadas.
La comida muy variada, muy rica, diferente (hacen pan sobre bambú al vapor, frien las verduras en palillos, etc.), equilibrada y muy muy barata.
A pesar de la cantidad de gente lo gestionan todo tan bien que uno no se siente agobiado, ni siquiera nos ha tocado hacer cola para las entradas, las visitas, el metro, etc. Esto es alucinante, lo organizados que son. Y eso que viven aquí unos 20 millones de personas. En el país son 1.300 millones. Los turistas pasamos desapercibidos.
Otra cosa que nos ha sorprendido, es el poder adquisitivo de la gente. Hay mucho lujo que se ve por la concentración de coches de importación (Mercedes, BMW, Audi, etc.), pero sobretodo la clase media es muy numerosa, van todos muy modernos vestidos y gastan bastante.
Se ven muchas motos eléctricas (que no hacen ruido) y aunque hay muchas bicicletas, parece que cada vez son menos. La gente ha comprado coches y se mueven en metro y autobus.
Este viaje está siendo fascinante. Ya os contaremos.
Comentarios
Publicar un comentario