Crónica de la Costa de Oaxaca.
México es un país enorme. Y a la hora de recorrer la costa del Pacífico tuvimos que elegir de entre los 4.000 km disponibles (sin contar la larga península de Baja California).
Optamos por la Costa de Oaxaca: no es poco, este estado tiene 400 km de litoral!
Optamos por la Costa de Oaxaca: no es poco, este estado tiene 400 km de litoral!
Pasada la temporada de lluvia con el paisaje verde (es tierra de cáctus y arbustos) estuvimos varias semanas por estas costas cálidas, tropicales, con cielos azul intenso, y como no era temporada de vacaciones, había muy poca gente por estas tierras remotas.
Oaxaca es un estado muy montañoso, quebrado en mil pedazos y recorrerlo requiere tiempo por su orografía compleja además de carreteras muy curvas y poco mantenidas.
Oaxaca es un estado muy montañoso, quebrado en mil pedazos y recorrerlo requiere tiempo por su orografía compleja además de carreteras muy curvas y poco mantenidas.
En
la costa de Oaxaca (y en gran parte de la costa del Pacífico de México) te
esperan muchos kilómetros de océano con enormes playas casi vírgenes y
salvajes, fuerte mar abierto, profundo y con corrientes, choque de olas y
abundante vida marina. Despoblado durante siglos, aún hoy en día sólo hay pocas
poblaciones grandes. Y es que hay que oír
la masa oceánica rugir y verla batir (menos mal no estuvimos en temporada de
tormentas y huracanes). Así es que elegimos zonas con bahías algo más
protegidas que es donde los turistas nos solemos quedar y por suerte siempre
encontramos un lugar donde refrescarnos y bañarnos en estas calientes aguas tropicales.
Como
disponíamos de tiempo, conseguimos couchs y el alojamiento es barato por estas
latitudes, fuimos parando de playa en playa. Fueron 5 rincones diferentes en 3
semanas relajadas por la Costa de Oaxaca entre octubre y noviembre. Y donde
vivimos una fiesta muy mexicana, el día de Muertos.
1. Bahías de Huatulco.
En
México hay varios lugares vacaciones de playa que han sido elegidos, creados y planificados
por FONATUR, el organismo gubernamental para fomento del turismo. Cancún, Los
Cabos, estas bahías de la costa de Oaxaca y otros. Acuerdos políticos,
compra-venta de tierras, negocios lícitos e ilícitos (dicen los narcos también
andan metidos en estas grandes promociones inmobiliarias, buenas lavanderías de
dinero).
Anchas
avenidas arboladas, grandes resorts de grupos hoteleros y condominios privados,
campos de golf, un aeropuerto internacional cercano, un par de marinas.
Algo
extraño en esta costa de pescadores.
No
es destino muy mochilero aunque también hay un pueblo bien mexicano con
sencillos hospedajes. Nos quedamos con una pareja que ha venido a probar suerte
tras salir de Cancún. Pero no es fácil, nos dicen.
Nos
encontramos varios autobuses en alguna cala protegida: van de peregrinación a
un santuario cercano y aprovechan para acercarse a la playa e ir en tour de
lancha por las diferentes bahías de la zona. Huatulco es destino de muchas
familias mexicanas, que contratan paquetes vacacionales (y paseos religiosos!),
desde Ciudad de México y el Estado de México principalmente.
Pero no cualquiera tiene dinero suficiente para tomar un vuelo o disponer de tiempo suficiente (son casi 20 horas de bus!).
Pero no cualquiera tiene dinero suficiente para tomar un vuelo o disponer de tiempo suficiente (son casi 20 horas de bus!).
También es destino de Canadienses, que buscan “tranquilidad
en la jubilación y un lugar donde no hayan Gringos”, como nos decía una pareja
que conocimos en la playa. Pero, en los días que visitamos, Huatulco estaba
casi vacío, el negocio turístico es muy estacional en esta zona. Sólo se llena
en vacaciones y ya.
Caminamos
(el transporte público es limitado es Huatulco, territorio de taxistas),
conocimos varias playas, algunas aptas para el baño, incluso vimos algunos
corales blancos muy diferentes a otros que hemos visto y muchos peces.
2. Puerto Angel.
No
somos muchos los turistas que paramos en esta bahía protegida entre rocas,
territorio de pescadores artesanales. El Pacífico sigue muy vivo y los peces
son enormes, los descargan en gran cantidad, aunque no es
fácil comprar pescado, ya está casi todo vendido. Quedamos sorprendidas de ver
muchos jóvenes salir a faenar en el mar.
Tuvimos
la suerte que Marcela, nuestra couch unos meses atrás en San Luís Potosí, se ha
mudado a esta tierra y nos recibió nuevamente, días de re-encuentro y de relax.
Y
qué mejor que vivir el día de Muertos cerca de un cementerio. Pues en el jardín
de la casa familiar de Marcela quedaba nada más y nada menos que el Panteón Municipal.
Así es que tuvimos palco de honor para conocer esta fiesta tan importante en la
cultura mexicana.
Paréntesis festivo: días de
Muertos en México.
Las
familias se reúnen para recordar sus
muertos.
Algunas arman altares en las casas con las fotos de los difuntos, todo
adornado con flores y colorido, velas iluminando la comida y bebida favoritas que
se ofrecen al ser que se fue.
El día 2 de noviembre la gente va al panteón a
pasar el día con el pariente muerto (en esta tierra caliente de la costa de
Oaxaca prefieren el fresco del atardecer y la noche). Bailan (hay altavoces con
música mexicana y latina a todo volumen), comen y beben (también se le pone su
parte al muerto enterrado), queman pólvora. Venden tacos, chelas y micheladas. Y
todo ello, sobre las tumbas que previamente han decorado con Cempasúchil, unas flores
anaranjadas y las cosas que le gustaban al muertito. Vamos, que no parece que
estás en un cementerio sino en una parranda!
Los
días antes, hay desfiles con disfraces. Tipo Halloween (influencia del país
vecino) pero la Catrina, calavera con sombrero y vestido elegantes, arrasa de protagonista, el ícono que refleja la relación especial de los Mexicanos con la muerte. Alegría, color, fiesta, todo menos ambiente fúnebre.
Días después vimos Coco (Disney–Pixar) y como 20
millones de mexicanos en el mes de estreno, nos emocionamos
y alegramos de haber podido vivir esta fiesta especial.
Mazunte
gusta!
Y es que en este rincón de la costa encuentras una sucesión de playas,
con surf y baño, acantilados con vistas y, por
una vez, las distancias son cortas y llegas a pié.
A pesar de que el
lugar ha ido cambiando y ya son muchas las casas y hoteles que cubren sus
colinas, hay una comunidad extranjera importante, centros de yoga, comida
internacional y demás, Mazunte ha mantenido un ambiente informal, las
construcciones son de madera y palma, hay proyectos y gentes alternativos. Y
los pescadores siguen presentes con sus lanchas. Todo a ritmo pausado del
trópico.
Nos
quedamos en casa de Paolo, un italiano veterano, que ha vivido por muchos
países y que ha encontrado su rincón tropical por estas tierras. Y siempre
tiene viajeras en casa. Una estancia
diferente, con noches a la luz de las velas (la placa solar no daba ni para
recargar el celular).
Días
tranquilos de playa, poca gente por estas costas. Aunque todos los días vimos
muchos mochileros: y es que se consiguen fácilmente habitaciones por menos de
200 pesos (10€), es uno de los destinos baratos de México y a un paso de la
playa!
4. Puerto Escondido.
Es
la ciudad “grande” de la costa de Oaxaca (tan sólo 50.000 habitantes, pequeña
para México). Se extiende sobre varios kilómetros de litoral con playas muy
diversas.
Desde las olas gigantes de Zicatela en los extremos de sus 6
kilómetros de longitud, una enorme masa de arena con una luz que quema. Hasta calitas
protegidas llenas de lanchas, bañistas y palapas.
La
oferta hotelera es para todos los gustos y presupuestos. Están construyendo
villas para extranjeros y pensionados o gente que huye de las grandes urbes
mexicanas. Todo a ritmo lento. El turismo masivo no acaba de cuajar.
Por
ello nos sorprendió ver un hotel de varias plantas en lo alto de la playa. “Es
de la familia del gobernador de Oaxaca, llevan años controlando la región,
hacen lo que quieren. Las habitaciones casi siempre están vacías. Y nunca
acaban de hacer la autopista con Oaxaca capital. Así es que seguimos a 8 horas
de curvas! Oaxaca, tierra de caciques, hay 200 municipios. Yo llegué hace unos
años, buscando jubilarme y cualquier cosa que emprendas es difícil que sea
aceptada. Los locales te frenan las ganas, una sociedad muy cerrada. Pero de
jubilado, todo tranquilo por acá”. Nos decía Carlos, nuestro couch Defeño (de
DF) en Puerto Escondido.
Por
cierto, nos re-encontramos con Cristian, que anda también recorriendo América. Fue
nuestro couch en la Patagonia Chilena, unos meses atrás. Andaba en ruta por
esta costa de Oaxaca, como muchos mochileros.
5. Chacahua.
Se
necesita tiempo para llegar a Chacahua desde la estrecha carretera costera. Hay
que llegar al otro lado de la inmensa laguna (hay varias por toda la costa,
rodeadas de manglares). Tierras vacías en población. Y es que Chacahua es en
realidad una isla entre laguna y océano. Se llega en lancha y por pistas
arenosas en donde circulan las “pasajeras”, pick-ups habilitadas para llevar
gente, típico vehículo de la costa de Oaxaca.
Es
un lugar diferente. Sencillas enramadas de palma bajo las cuales puedes acampar
(pagamos poco más de 1€ por persona al día), económicas cabañas rústicas,
sencillos restaurantes (no siempre baratos, hay que llevar el género desde
lejos). No hay cobertura de teléfono salvo que subas a lo alto del faro.
Enormes plantaciones de cocoteros: secan y venden los cocos para aceite. Los pescadores
van y viene entre el océano y la laguna, con sus pangas y cayucos. Hay aún mucha
pesca incluso de camarones en las orillas, aunque está regulada (la laguna es
parque nacional). También te llevan a ver los manglares con sus aves y un
fenómeno singular que acontece en las aguas lacustres: la bioluminiscencia.
Tuvimos
la suerte de coincidir con luna nueva y sus noches oscuras así es que nos
fuimos con un pescador remando en su panga. Bien curioso ver como el remo y el
agua que removía se volvían azul fosforescente. Y nuestras manos al agitar el
agua y los mejillones al respirar. Dicen es debido a un plancton especial. “- ¿No
se avientan al agua? Brinquen! – No! ¿Y usted? – No, hay lagartos. Pero hay
gente que se mete, claro tras tomarse unas chelas!”. Otra vez será…
La
verdad, hay muy pocos turistas en Chacahua. Aunque esa noche salió un grupo grande
de extranjeros en tour organizado a ver el fenómeno. Sino en el poblado
estábamos una docena de viajeros (muchos Argentinos) y surferos.
“Pero ya viene
la temporada alta, estamos preparando todo para el fin de año. ¿Y no fuman?
Tenemos de la buena”. Porque de eso nunca falta por la costa de Oaxaca y se
huele!
En
años, poco ha cambiado esta comunidad de Afro-Mexicanos, que viven con lo
básico, en sus humildes cabañas, a ritmo de hamaca. Bueno, en realidad son 2
comunidades, a lado y lado de la ría, ahora divididos y enfrentados (esperemos
que no sea por los pocos turistas que llegamos). Por ello, ni han colocado la
antena de Telcel, se pelean la ubicación. Así es que usan un altavoz. “Hoy
venta de pollo y cerdo a las cinco en la casa de Doña Lupe. Tamales al
atardecer donde Claudia. Pato, acude a tu casa” y así todo el día con los
anuncios sonoros. Los niños salen a vender tacos, pescadillas (empanadas) y
aguas de coco. “Cómprame, por qué no me compras? Ayúdame”. Sí, al norte de Oaxaca y sur del estado de
Guerrero (nombre del prócer Afro-descendiente que luchó por la independencia) quedan
comunidades mulatas y negras.
Y
seguimos subiendo por la costa hacia el supuestamente peligroso estado de
Guerrero. Nunca nos cansamos de las playas y el mar, por más que ruja el
Pacífico. Ni del calor y la humedad del trópico, siempre aprendiendo y
disfrutando.
Os lo seguiremos contando. Próximo capítulo: Guerrero y Acapulco.
Para ilustrar la crónica, ALBUM DE FOTOS DE OAXACA-COSTA.
Y para viajar toda la INFORMACION UTIL DE MEXICO.
Y para viajar toda la INFORMACION UTIL DE MEXICO.