Crónica Panamá.
Llevamos
ya casi un mes por Centro-América, días variados que se han pasado volando. No
hay duda que se viaja mejor con clima tropical!
Nuestro
primer contacto con América Central fue Panamá, un país del que se sabe poco en
verdad, pero acá estamos nosotras con nuestra subjetiva visión y las
ilustrativas crónicas y fotos (o eso esperamos, aunque Panamá no nos ha
inspirado demasiado!).
Sólo
estuvimos 2 semanas, limitando nuestra
visita a 3 zonas. No hay tanta infraestructura mochilera en Panamá, ni
“couchsurfers” activos. No queríamos gastar mucho dinero aquí y poco tiene para aportar el país del
istmo a viajeros trotamundos.
Bueno,
veamos: ¿qué sabes de Panamá? Seguro te sonará que hay un canal interoceánico y
que hace unos meses se habló de los “Panamá papers” (el escándalo fue breve,
demasiados ricos y poderosos en ellos!). ¿Algo más? Nosotras la verdad, poco
más sabíamos de Panamá.
Y
es que rara vez trasciende algo de este pequeño país, similar en extensión a
Castilla La Mancha (algo mayor que la región de Antioquia) y de sus escasos 4
millones de habitantes. Una franja de tierra larga pero estrecha. Menos de 80
km separan Colón y Ciudad de Panamá, el Atlántico y el Pacífico por el canal.
Ya
desde tiempos precolombinos existía una ruta por tierra y los colonizadores
españoles cruzaban en mulas toneladas de riquezas entre los puertos de Ciudad
de Panamá en el Pacífico y Portobelo en el Caribe. Hasta que los piratas pillaran
los barcos e hicieran cambiar las rutas marítimas. Dicen que la Isla de
Contadora frente a la capital se llama así por ser lugar de contar tesoros.
Vamos,
que desde hace siglos el dinero y el comercio han circulado por Panamá! De ahí
que en la época industrial los franceses hicieran primero un ferrocarril
interoceánico que aún funciona (cientos de contenedores transitan al día por
sus vías) y unos años después los
gringos construyeron el famoso canal que recién ha cumplido 100 años. Los
Estados Unidos controlaron el canal hasta tiempos recientes, establecieron sus
reglas por esta franja de tierra (que dejó de ser parte de Colombia) y
“americanizaron” Panamá. Capitalismo puro y duro!
A
mediados de octubre aterrizábamos en Ciudad de Panamá, en un pequeño aeródromo
antigua base militar Howard de los USA junto al canal. Y nos quedamos
sorprendidas al descubrir los cientos de rascacielos que dibujan el “skyline”
de la capital. Incluso Trump tiene su torre con hotel y casino! Bancos (hay
casi 200 bancos y financieras en este país poco poblado!), aseguradoras,
hoteles, constructoras, empresas de todo el mundo (muchas españolas y
colombianas también). Todos quieren poner su torre en esta “paraíso tropical”.
Panamá
es una gran mezcla de gentes.
En
la capital hay “expatriados” de todo el mundo, con buenos salarios, muchos
trabajando para multinacionales o empresas extranjeras. Como Sira y Ruben, la
pareja de catalanes que nos acogieron en el piso 25 de una de las muchas PH (Propiedad
Horizontal) de Panamá City (2.000$ al mes le cuesta el alquiler a la compañía
de Barcelona!).
Ambiente
“costeño”, afro-descendientes, esclavos traídos para construir ferrocarril,
canal, plataneras. Muchos chinos, llegados en la misma época, y que controlan
entre otros supermercados y restaurantes.
Gentes
originarias, indígenas, con rasgos muy similares a los del Sudeste de Asia.
Kunas, Emberas, Ngöbe y otros, que han conservado sus idiomas y las mujeres sus
vestimentas. Desconocíamos que existían tantos en Panamá.
Gentes
de toda Latino-América, muchas familia de plata con segundas residencias. Y
también inmigrantes de rebusque, como la enorme comunidad venezolana (muchos de
ellos en situación irregular). Los 180 días de visado de turismo que concede
Panamá facilitan la estancia!
No
faltan gringos y canadienses, sobre todo retirados, que compran propiedades por
el país. El sector inmobiliario está en pleno
“boom”, los precios son bastante caros (“desde 149.000$” decían muchos
carteles).
Así
es que no compramos nada (no faltan enormes shopping malls), ni pudimos abrir
una cuenta en alguno de los muchos bancos. Dicen que no es fácil para un
extranjero, incluso trabajando en Panamá, salvo que traigas algún que otro
millón. En cualquier caso, la vida está bastante cara en el país (mucho más que
en Colombia). Un plato de comida (bien básico) cuesta unos 4$ (la mitad en el
país vecino). Eso sí, la gasolina cuesta 0.70$ el litro, en un país donde casi
nadie camina (las aceras son casi inexistentes en Ciudad de Panamá) y todo está
pensado para los carros (modelo gringo).
Los
“tranques” (trancones o atascos) en la capital son terribles en hora punta. El
transporte público es bastante deficitario: a menudo hay que caminar más de 20
minutos para llegar a una parada de bus! Hay cada vez más buses con aire
acondicionado y están retirando los viejos “Diablos Rojos” (autobuses escolares
gringos tuneados) y recién se ha estrenado la primera línea de metro de
Centro-América. Así es que paciencia y varias horas para atravesar la ciudad,
tampoco se libran los miles de coches de lujo que circulan por sus calles.
Nunca habíamos visto tantos Porche Cayenne, Audis, BMW, etc.(cuentan que hay un
enorme mercado de segunda mano).
Pero
casi todo es “fachada”. Ciudad de Panamá tiene partes muy “feas”, sucias,
inseguras, incluso a un paso del centro, mucha pobreza. Un centro colonial que
recuerda a las ciudades francesas de Indochina (los franceses trajeron el
ferrocarril antes del canal) y que aún se cae a pedazos aunque en la fiebre
inmobiliaria cualquier edificio ruinoso se alquila, se abren “boutique hotels”
y caras tiendas para turistas y se desplaza a las familias pobres que lo
habitan.
Un
país donde la enseñanza es cara, la sanidad muy privatizada, las pocas
carreteras existentes están bastante deficitarias (incluso la Panamericana está
en obras), en fin!
Un
país con una moneda oficial el Balboa que no existe en realidad ya que sólo circula
el US dólar y algunas monedas de Balboa.
Un
país donde cada año hay que cambiar la matrícula del coche y poner una nueva
placa que cuesta 40$. Menos mal los coches en Panamá sólo llevan placa trasera!
Incluso las bicicletas deben llevar placa!
Nos
llamó la atención la selva que rodea
Ciudad de Panamá. Calor húmedo garantizado! Vimos un perezoso y un tucán y
varios ñeques (un roedor) en el Cerro Ancón sobre el centro. Animales que
pueden entretenerse también como nosotras viendo la entrada del Pacífico al
canal a las afueras de la capital. Puentes, puerto, ferrocarril de carga, esclusas,
ampliación del canal.
Del
canal no podemos contar más detalles ya que no pagamos los 15$ que cuesta la
visita de las esclusas y el centro de visitantes. Sí, hay que salvar un
desnivel para conectar los dos océanos. Pero personalmente no vimos demasiados
barcos esperando el paso, nos extrañó que los barcos pasan sobre todo de noche
(dicen que cruzan unos 30 al día). También lo demorado del tránsito por las esclusas. Al
parecer se necesitan al menos 8 horas para pasar el canal además del coste
elevado (por ejemplo un portacontenedores paga más de 50.000 $!).
Que las
nuevas esclusas (inauguradas hace tan sólo unos meses tras el retraso y
sobrecoste de la constructora española) no estaban siendo utilizadas durante
toda la contemplación desde el cerro (estuvimos varias horas “espiando”).
¿Orgullo nacional? Eso dicen los carteles, ahora el canal es panameño, es de
todos. Pero hay tanta corrupción!
Tras
unos días en Ciudad de Panamá atravesamos el país hasta la región cercana a
Costa Rica siguiendo la Panamericana más de 400 km (8 horas de bus a 15$) y
torrenciales aguaceros. Pasamos zonas de selva, largas playas oceánicas vacías
donde de repente sobresale una torre de apartamentos o condominio. Campos de
caña y arroz, verdes pastos con ganado, paisajes tropicales.
Así
llegamos a las faldas del Volcán Barú en Chiriquí, la cima más alta de Panamá,
que alcanza casi los 3.500 m. Elvis nos alojó en Volcán, un pueblo rural con
mucha gente indígena, decenas de iglesias y más tiendas de “ropa americana”
(ropa usada). Paseamos, vimos los cafetales. Dicen la variedad Geisha es de las
más caras del mundo. Los inicios del café y las fincas están casi siempre en
manos extranjeras, muchos venidos de los Estados Unidos hace más de 100 años.
Y
siguen viniendo a esta zona verde y montañosa de Panamá. Al otro lado del
Volcán Barú, el valle de Boquete está invadido de enormes casas y condominios
de jubilados gringos. El lugar es agradable (aunque bastante lluvioso y fresco)
pero no tiene nada especial.
Regina,
una alemana de Couchsurfing, nos llevó en su coche a conocer la zona y tuvimos
la suerte de alojarnos en su casa en Gualaca, un pueblo 100% panameño de vida
tranquila, con una extraña formación rocosa con río, ideal para refrescarse.
Por
una carretera estrecha y sinuosa entre montañas despobladas, llegamos al
Caribe. Panamá tiene casi 1.000 km de costa caribeña pero no hay casi accesos
ni carreteras, zonas muy aisladas principalmente cubiertas de manglares. Mucha
selva impenetrable, cerros altos. Casas palafitas de madera, indígenas, vacas.
Y hacia la frontera con Costa Rica aparecen las plantaciones industriales de
banano.
No
fuimos a las islas de San Blas, paraíso tropical con islas tipo Robinson Crusoe
pero habitadas por los Kunas, en el extremo hacia Colombia (el paraíso tiene un
precio y los Kunas han pasado del
trueque de cocos al capitalismo y el turismo).
Nos
contentamos con Bocas del Toro, el gran destino turístico de Panamá, ya casi en
el límite con Costa Rica (muchos lo incluyen visitando este país). Uno de los
archipiélagos de acceso más fácil y barato del Caribe (el ferry sólo cuesta 1$
para pasajeros!).
Muchos
manglares y no tantas playas y el medio ambiente bastante sucio y descuidado.
Pero clima tropical, pueblos de vida relajada y tranquila al borde del Caribe
(pero sin la musicalidad ni la salsa).
Mezcla
de negros, indígenas, chinos, turistas y expatriados. “No paso: propiedad priBado!”,
decía un letrero. No hace falta aprender español para comprar un terreno y
construirse una mansión. Letreros de “Real Estate” en cada esquina, muelles
privados con puerta, marinas, todo se vende y es negocio en Panamá, incluso
puedes comprar un pedazo de mar y hacerte una casa flotante!
Por
fortuna, llegamos justo antes de las Fiestas Patrias de Panamá (celebran
independencias, de Colombia y España) y pudimos negociar una semana de hotel
por 100$. Días tranquilos por Bocas!
Y
así, huyendo la colombiana y la española de las familias panameñas que invadían
las islas de Bocas de Toro pusimos rumbo al país vecino, Costa Rica.
Pero
esta será otra crónica. Continuará!
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